También en Toledo en unos días celebraremos una de las fiestas más divertidas del año: el Carnaval. Esos días dejamos espacio para la alegría y la diversión y para olvidarnos un poco de los problemas y las preocupaciones. Y qué mejor momento, para conocer de dónde viene esta fiesta que desde hace mucho tiempo se celebra antes de la Festividad de Semana Santa. El Carnaval es la puerta que nos abre paso a la Cuaresma.
Fernando Martínez Gil, en su obra «El Corpus Christi y el Ciclo Festivo de la Catedral de Toledo» nos cuenta que «si los niños, alrededor del nacimiento de Jesús, habían alcanzado en él un gran protagonismo, eran ahora los jóvenes los que tomaban el relevo en las principales fiestas de enero y febrero. Como en otros festivales de invierno, y su culminación en las Carnestolendas o Carnaval, presentaban un marcado cariz burlesco. Sus elementos esenciales eran los disfraces, las coplas satíricas, el alboroto y el desorden y estaban patrimonializados por los grupos masculinos de edad juvenil, que recuerdan a las abadías de juventud y las sociedades alegres estudiadas en Francia y en otros lugares1«. Por tanto no distaba mucho a nuestra celebración actual. Se trataba de una celebración pagana que ya en el propio pueblo sumerio encontramos evidencias.
Pero como muchas de las festividades, que se acabaron cristianizando llevando a cabo una política de sincretismo, tienen su origen en la época romana, siendo así el pueblo romano el precursor. Y para ello tenemos que remontarnos a una celebración romana conocida como «las saturnales«. Tras un sacrificio al dios Saturno (dios de la agricultura) en su propio templo, se celebraba una comida en un ambiente de celebración y jolgorio y donde se relajaban muchas de las normas sociales y había, por tanto, cierta permisividad durante ese día. Con esta festividad, en su origen, se intentaba paliar la derrota militar que el pueblo romano sufrió por parte de los cartagineses. Pero no nos olvidemos tampoco de las fiestas en honor a Baco (donde se celebraba el final de las siembras de invierno), de la que también encontramos reminiscencias.
Pero es en los inicios de la Edad Media cuando, de la mano de la Iglesia, se empieza a conocer a esta fiesta como «carnem-levare«, que vendría a significar algo así como «abandonar o dejar la carne» y que era lo de debía hacerse todos los viernes de Cuaresma. Y es que es, con motivo de la expansión cristiana, cuando más se populariza esta celebración, en un claro sentido de despedirse de comer carne y de la vida licenciosa y abrir paso a una época de ayuno, recogimiento y sacrificio. Con máscaras y trajes se ridiculizaba a los gobernantes de la época y se hacía una dura crítica a la sociedad. Pero no sólo a la sociedad, sino que también se ridiculizaba al clero y a la propia moral religiosa y que, por tanto, no veían muy bien esta celebración pagana.
En una ciudad como Toledo, donde siempre hablamos de esa relativa convivencia entre las tres culturas que habitaron en la ciudad (judíos, árabes y cristianos) me gustaría hacer referencia a una fiesta que el pueblo judío celebraba en esta época (febrero-marzo): La Fiesta de las Suertes, Purim, que festeja la salvación del pueblo judío de Persia gracias a la reina Ester y de su tío Mardoqueo. El cortesano Hamán, que contaba con el favor del rey persa (Jerjes o Artajerjes) acusa a los judíos de no cumplir las leyes del reino porque sus leyes son diferentes de las de los demás pueblos, y echa a suertes el día en que habían de perecer. Enterado Mardoqueo avisa a la reina, quien se presenta ante el rey y consigue la salvación de su pueblo, siendo ahorcados Hamán y sus diez hijos2. Y es que, en esta fiesta, era característico el uso de carracas cada vez que se leía el nombre del malvado Hamán. También se comían dulces y golosinas, se hacía teatro, juegos de azar y era muy habitual disfrazarse. Como define la propia Guía del Museo Sefardí de Toledo: » es, en definitiva, el «carnaval» judío, los niños se disfrazan y también los mayores, y la fiesta se celebra con todo jolgorio, en el que participan los rabinos y estudiantes de academias rabínicas.» Tras esta celebración judía vendría, ya en abril, la fiesta de Pascua, Pésah. Así pues, si visitas nuestra ciudad en Carnaval, no olvides dar un paseo por el barrio judío y, muy recomendable, visitar los subterráneos que alberga el propio barrio: la casa del judío (un miqvé o baño) y un subterráneo muy especial relacionado con el pueblo judío. Aquí te dejo en enlace con más información: ruta «Toledo Subterráneo».
También tenemos que tener en cuenta que el disfraz, a veces, no ha sido símbolo de fiesta y jolgorio. En algunos momentos de la historia se ha utilizado para salvarse de la propia muerte. Y aprovecho para contar el caso de Doña María Pacheco, esposa del general comunero Juan de Padilla y que, tras la muerte de éste, supo dirigir desde la ciudad de Toledo la propia sublevación comunera tras las malas noticias de la derrota procedentes de Villalar. Finalmente, Toledo acabó siendo cercado en agosto de 1521. Una situación que llevó a que, en febrero de 1522, María Pacheco y sus seguidores tomaran el Alcázar liberando de este modo a los comuneros que estaban allí presos. A pesar de este éxito, al día siguiente las propias tropas realistas sofocaron esta revuelta. Doña María Pacheco no tuvo más remedio que huir de la ciudad hacia Portugal y, para no ser reconocida, tuvo que disfrazarse. La puerta del Cambrón de la ciudad de Toledo fue el último testigo de su huida. Con el disfraz consiguió que nadie la reconociera.
Y antes de terminar, y aprovechando el frío que suele hacer en este mes de Febrero (sobre todo la noche de Carnaval en la plaza de Zocodover…) aprovecho para hacer referencia a un suceso que ocurrió en este mismo mes hasta en dos ocasiones y que rescató Luis Moreno Nieto en su obra «Toledo: sucesos, curiosidades y anécdotas». Ahí se nos dice que «el 6 de febrero de 1536 se heló el Tajo de tal manera que jugaban los niños sobre él y bailaban, atravesándolo incluso con caballerías«. También volvió a helarse en 1767 yen una fecha imprecisa de finales del siglo XIX donde «la capa de hielo fue lo suficientemente fuerte para que montaran un puesto de bebidas debajo del puente de Alcántara, que prudentemente ordenó quitar el gobernador de la provincia» (Julio Porres M. Cleto, «Los anales Toledanos» en «Toledo: sucesos, anécdotas y curiosidades» de Luis Moreno Nieto).
Desde «Rutas de Toledo» queremos celebrar también esta festividad y, para ello, aquí os contamos todo lo que hemos preparado. Vente a disfrutar del carnaval de Toledo, a pasear por sus calles y a recorrer, junto con los mejores guías de la ciudad de Toledo, la historia de la ciudad, sus subterráneos y sus monumentos.
Aprovecho para dejaros la programación de Carnaval 2017 que ha preparado el Ayuntamiento de Toledo y donde se pueden ver los actos que el consistorio ha preparado con motivo de la celebración del Carnaval en nuestra ciudad.
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1.»El Corpus Christi y el ciclo festivo de la Catedral de Toledo. Fernando Martínez Gil. Toledo, Ediciones Añil, 2014.
2. Guía del Museo Sefardí de Toledo. Museo Sefardí. Madrid, Ministerio de Cultura, 2011.
